Nuestra historia
70
años de tradición
70
años de tradición
CARTA A UNA GRAN FAMILIA UNIDA POR EL AMOR AL BUEN VINO
Era el año 1954 cuando un grupo de 120 valientes familias de viticultores hipotecaron sus propiedades y construyeron con sus manos y limitados recursos lo que en su día fueron los primeros muros e instalaciones de la bodega. Arriesgando su patrimonio personal, llevando las piedras en carros y mulas, y excavando las cuevas a pico y pala, lograron levantar una bodega que sería el corazón de su proyecto vitivinícola.
Ante la inestabilidad del sector en la región, con sus pequeñas y medianas explotaciones dieron un paso adelante y se unieron para crear una bodega que les permitiera producir y comercializar vinos de calidad, plantando la semilla de lo que hoy es la vida y motor económico de muchas familias de la comarca.
Desde entonces, nuestra bodega ha experimentado un crecimiento imparable, llegando a contar actualmente con más de 524 socios y 15.000 Ha. Hoy, nos encontramos en la 4ª generación de viticultores desde su creación y seguimos manteniendo el mismo espíritu y compromiso que nuestros fundadores nos dejaron en herencia.
Como punto de inflexión, fue en la década de los 90 cuando la bodega cooperativa experimentó un crecimiento acelerado cuando los agricultores de la zona ante la inestabilidad que se generó en el sector vitivinícola de la comarca confiaron en la estabilidad y seguridad de nuestra bodega, depositando su compromiso y fidelidad en el proyecto.
Fruto de este crecimiento, se han realizado importantes inversiones, mejoras y ampliaciones en nuestras instalaciones, con el objetivo de mejorar nuestra capacidad productiva y ofrecer productos de mayor calidad. Comprometidos con la innovación y la modernización a futuro, sin olvidar nuestras raíces y nuestra tradición, como es el caso de nuestros depósitos de cemento originales que llevan con nosotros desde los inicios y que sigue siendo la base de algunas de nuestras mejores elaboraciones, aportándole un punto de diferenciación e historia.
Los socios, que en diversas épocas necesitaron un refugio y lo encontraron en la bodega, han devuelto en repetidas ocasiones lo que esta les dio. La fidelidad, ilusión e iniciativa de nuestros socios es uno de nuestros valores más preciados, y el motor que nos impulsa a seguir creciendo y mejorando cada día. Nos sentimos orgullosos de contar con su confianza y lealtad, y trabajamos para devolverles todo lo que ellos nos ofrecen a través de vinos de la mejor calidad.
La bodega es un pilar fundamental en la economía de nuestro pueblo, y estamos orgullosos de ser una parte activa y comprometida en su desarrollo. Casi todas las familias de la zona están vinculadas con nosotros de forma directa o indirecta, siendo parte de una comunidad unida y comprometida con su futuro.